Holiii!♥ Ya vuelve a abrirse el blog una vez más. Tenía tantas ganas de estar de vacaciones que olvidé por completo despedirme por aquí y avisaros que durante dos semanas iba a permanecer ausente toda publicación. Pero las ganas no se van en ningún momento, además he seguido contestando a correos en todo momento, ya que adoro mantenerme conectada.
Las que me seguís por Instagram habréis podido comprobar también que dejé de publicar fotos, esto se debe a que no tenía Internet y me sirvió de "excusa" para desconectar por completo de toda red social y disfrutar del momento. Mis vacaciones se han dividido en dos partes, una disfrutando de los paisaje de una de las islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, y otra en la feria y fiestas de mi pueblo (Socuéllamos).
Fotos de fiesta no creo que sea necesario que os las enseñe, ya que creo que soy de las pocas personas que queda que disfruta del momento y se olvida por completo del móvil, aunque actualice varias redes sociales, no me sale sacar el móvil para demostrar a todo el mundo qué estoy haciendo en ese momento, aunque luego lo piense al día siguiente. Pero no podía dejar de compartir con vosotros las maravillosas fotos y vistas de la isla.
El primer día llegamos por la mañana, bueno mas bien a medio día, tuvimos que recoger un coche que fue un Fiat 500 totalmente precioso para nosotras tres, aunque nada práctico para las carreteras y viajes que nos pegábamos por la isla. Esto es porque nuestro vuelo aterrizaba en el Aeropuerto norte, y nosotras nos alojábamos en la Playa de las Américas, totalmente al sur.
Siempre que vayáis a un lugar de vacaciones, amigos, solos o con familia, no perdáis la oportunidad de coger un coche y conocer el maravilloso sitio en el que vais a pasar los días. La carretera está llena de curvas, es lógico debido al paisaje de la isla, pero el paisaje de su alrededor no tiene desperdicio, mar por todas partes.
Al llegar nos fuimos directas a comer, y he de decir que por el sur, al ser muy turístico, no es que comas de lo mejor que tienen, pero a las 6 de la tarde ya se sabe que no haces ascos a nada. No dudamos ni un momento en ponernos el bikini y bajarnos a la playa. Nada que ver con las de la península, totalmente naturales y la arena muy negra, y no te peleas con nadie por coger sitio. La marea bastante revuelta, pero podías jugar con las olas perfectamente ya que la temperatura era ideal.
Esa noche quisimos descansar debido a la paliza del viaje y al día siguiente comenzaría nuestra aventura visitando la isla. Nos dirigimos a Puente de Santiago, a disfrutar de esas preciosas calas que tiene, nos tiramos toda la mañana siendo empujadas por las olas en las rocas, sentadas y tomando el sol sin pasar calor.
Entonces se nos hacía tarde y nuestra misión era ver los Acantilados de Los Gigantes, además de poder subir a un barco que lleva a ver delfines y ballenas, algo que parecía espectacular. Pero claro, al igual que nosotras, la mitad de Tenerife tenía pensado lo mismo, con lo cual tras intentar aparcar y visitar el mar, solamente pudimos ver los Acantilados y realizarnos algunas fotos.
De camino a Garachico, que se encontraba más al norte, pasamos por el pueblo de Santiago del Teide, necesitábamos comer. Paramos en un asador entrando al pueblo y estuvimos dos horas. Nos dieron de comer de maravilla, nos dolía la tripa y la lengua de lo que picaba la comida y teníamos la sensación de no poder dejar de comer, era increíble. Lo que más nos enamoró en este viaje fue lo acogedora que era la gente de allí, no exagero cuando digo que estuvimos dos horas sentadas en ese restaurante hablando con todo el personal y vecinos, ya que te tratan como si fueras de su propia familia. Totalmente increíble.
Llegó el momento de subir a Garachico y no sabría describiros la sensación que tenía cuando teníamos las nubes totalmente a nuestros pies, cualquier mirador que teníamos cerca nos parábamos a disfrutar de esas vistas. Bajamos por toda la montaña atravesando distintos pueblos y muchas, muchas curvas. Llegó el momento que pasamos del sol a una niebla que no se veía ni a dos metros, pero controlando todo llegas de maravilla.
Como podéis observar, al ver la claridad y pasar a un paisaje totalmente nublado, no pudimos hacer otra cosa que bajarnos del coche y poner la música muy alta y bailar de la felicidad que teníamos, disfrutamos de cada minuto de nuestro viaje, se puede ver el pueblo a los pies de la montaña con su precioso mar.
Una vez abajo, encontramos sus famosas piscinas naturales, de las cuales no podíamos obviar y visitar, incluso nos atrevimos a bañarnos en ese agua tan cristalina y natural, los peces cruzaban por tus piernas y las olas chocaban en las rocas evitando que te ocurriera nada. Estaban construidas con escaleras, e incluso un tobogán para todas las familias y edades. Aunque estuviera nublado, no podíamos parar de sonreír de estar almacenando en nuestras memorias vistas tan maravillosas.
Llegó el momento de volver a casa, y al hacer el viaje de vuelta del tirón se nos hizo incluso más corto que la ida, no teníamos nada de cansancio.
Por ello nos pusimos los altavoces en la terraza y no podíamos hacer otra cosa que bailar y cantar hasta que llegó la hora de la discoteca, se llama Papagayo, y era una maravilla, aunque los precios eran elevados, destacaba por sus luces y terrazas a pie de playa. Fuimos en la noche "Black Label" con lo cual disfrutamos de toda la música, totalmente distinto el ambiente a cualquier otro lado.
Al día siguiente nos hicimos un "brunch" y nos fuimos a disfrutar de la tarde de playa tan maravillosa que hacía. Digo maravillosa porque hacía brisa y apenas hay gente, pero 35 grados en Canarias con la humedad que había, creo que se intuye que tuvimos que estar toda la tarde en la orilla jugando con las olas ya que era imposible estar al sol más de diez minutos sin remojarte.
Esa noche salimos por la zona de bares, si no sabéis inglés no salgáis, fue totalmente un "Geordie Shore" en toda regla, la locura de los ingleses e italianos estuvo presente en todo momento de la noche, por suerte conocimos a un grupo de españoles que intercambiaban nuestro asombro.
El sábado fue el mejor día, volvimos a coger el coche para visitar más pueblos, y por casualidad dimos con Los Abrigos, un pueblo en fiestas que habían montado la Feria de la Cerveza, por la cual todos los bares del pueblo montaban un puesto con comida típica y cerveza por un euro cada tapa o cerveza que pedías. Además de tratarte todos con alegría y amistad, nos conocimos a medio pueblo, montaron un escenario con bandas y orquestas que animaban a toda la gente, por ello se nos pasó el día volando, solamente podíamos reír y bailar. Esa noche decidimos quedarnos en el piso llorando de la risa, fue un día totalmente completo.
Descansamos para poder tener una sesión de playa en condiciones el domingo por la mañana, y así lo hicimos, por suerte cogimos bastante color, y disfrutamos de las olas y la arena. Esa misma tarde comenzaba una fiesta en un Club de la playa, Monkey Beach Club, nos arreglamos y nos fuimos a ver el atardecer al ritmo de la música. Es el atardecer más bonito que he visto nunca, el sol reflejado en el mar, la gente bailando por todos lados y también he decir que mucho postureo jaja.
El lunes era nuestro último día, pero no podíamos irnos sin ver los mejores paisajes de la isla, Las Cañadas del Teide, La Orotava y La Laguna. Madrugamos y nos vestimos directas a ver el Teide, en ese momento se te olvida todo lo demás, hasta de dónde te encuentras. Un paisaje totalmente desértico, la tierra de colores, rocas formadas por la lava, precioso, parecía que te encontrabas en otro planeta totalmente. No pudimos subir al Teide, pero si sois aventureros lo que debéis hacer es ver el Teide de noche, ese paisaje es una locura.
Recorrimos todo el Parque Natural del Teide, y al terminar el recorrido volvimos a dejar el coche ya que teníamos hasta ganas de llorar de lo que estábamos viendo. No se aprecia bien en las fotos, pero teníamos el mundo a nuestros pies, un mar de nubes que se comía la montaña, algo que te hacía desconectar totalmente, no se veía nada más al horizonte.
La tarde se nos fue comiendo en un Guachinche, que nos recomendaron recorrerlos, ya que comes en casas de canarios que acondicionan todo para ofrecerte su comida y vino a un precio perfecto. Yo no puedo estar más contenta de haber ido al Guachinche Casa Adrián, otras dos horas nos quedamos allí, hablando con la cocinera como si fuera nuestra madre ofreciendo café y disfrutando de la maravilla de isla.
Acabamos visitando la Orotava y La Laguna, sitios preciosos que por desgracia no pudimos recorrer como queríamos ya que llegamos de noche, pero son preciosos y merece mucho la pena recorrerte la isla entera para poder disfrutar de todo lo que no tenemos tan cerca.
Espero haber transmitido la alegría y desconexión que me ha proporcionado mi viaje y mis vacaciones, ya que nunca había podido compartir algo así. Os deseo que disfrutéis igual que yo a todos aquellos que estéis de vacaciones y seguimos por aquí de nuevo :)
¡Feliz comienzo de semana!